Los paredones del tío Borrero
acogieron desaforados besos
que retozaban al abrigadero
de unos brazos sólidos y traviesos
El ejercía labor de abejero.
Ella amasaba con mimo los quesos.
Tantas picadas de tan noble acero
les llevó ante el cura, una vez confesos.
Las abejas liban jaras y brezos.
Las cabras siguen sendas de ribera,
y en la cuna crece al son de una nana
al igual que las flores de cerezos
un rorro que propició que se abriera
la obtusa mente de gente aldeana.
Foto de mi autoría: Pagos de la Sierra