Llevan los viejos libros el hastío
inmerso entre sus letras carcomidas
y en el ocre color de sus heridas
navegan las palabras como un río.
De los libros ajados y sin brío
nos quedan los recuerdos de otras vidas,
el oro de unas plumas más bruñidas
y el libre pensamiento en su albedrío.
Del anaquel gastado y de madera
salvaré al viejo libro de la hoguera
para evitar la llama poderosa,
que en su fortuna todo vate quiere
guardar en ese libro cuando muere
el pétalo marchito de una rosa
Nostálgico recuerdos de todas esas vidas que nos transmiten el libro de tinta, letra y emoción en tu magnífico soneto, poeta!!!
Ojalá que nunca se pierdan los libros.
Bravo.
Los libros viejos son las joyas de un alma. Su autor,
Gracias por tu comentario
saludos
Especialmente los buenos, no obstante hasta los malos se deben respetar.
Los libros viejos son como auroras donde el polvo acumula estrellas
gracias por pasar
¡Bello y armonioso soneto, Pepe!
¡Amo los libros viejos! ¡Cuántos misterios guardan en sus líneas!!
¡Y lo que no esté entre sus letras, estará entre sus hojas, como una hermosa flor!
¡Me encantó! ¡En forma y fondo!
¡Un abrazo! 
Muchísimas gracias
Cualquier sacrificio merece salvar ese libro que releer nos gusta de vez en cuando. Mis saludos Pepe
Leyendo tu poema se puede sentir hasta el olor de esos libros añejos.
Maravilla de soneto y contenido, Pepe 
Cuánta verdad, sobre los libros viejos,
testimonios vivos de sus autores,
de añejas plantas sus mejores flores,
que nunca en lecturas se aprecian lejos.
Un soneto genial. me encanto.
Abrazos, pepe
Efectivamente, gracias por tu paso Luis
saludos
Muchas gracias Raúl, saludos
Muchas gracias Pedro
abrazo