Pasan los años en el sortilegio de la vida
navegando en el océano del tiempo,
vistiendo un cuerpo desnudo
mientras el impetuoso
y seducido viento
desnuda las nubes,
acaricia el sol
y se baña con la lluvia.
En los dulces amaneceres
sueñas con glorias,
que en las se desangran
las heridas obtenidas de los errores
que en las noches de luna
curo con lágrimas
dejando cicatrices
que supuran.
En el invierno de los años
la galerna abandona
la hojarasca seca,
de tus recuerdos,
en la puerta de tu morada
para que la recojas
y enciendas el fuego de tu chimenea
donde quemas la leña de tu quebranto.
Los años pasan
y en el reflejo del espejo,
del frío corazón,
las huellas del pasado
beben en el río de tus amaneceres
mientras el sol
pinta el arco iris
en las arrugas de tu rostro,
sintiéndote vivo
para seguir corriendo
en el valle de la vida
con la soga de los días.
Vaya reflexión sobre el paso del tiempo y el sentido de la vida.
Tu pluma usa esa maravillosa imaginería metafórica para describir las diferentes etapas de la existencia, desde la juventud hasta la vejez, y los sentimientos que le acompañan, como la ilusión, el dolor, el arrepentimiento y la esperanza.
Percibo un tono nostálgico y resignado para aceptar el destino y seguir viviendo.
En síntesis, me quedo con un mensaje de madurez y sabiduría por la vida.