Los amos del mundo
crean sus guerras,
depositando a su paso
en fosas comunes
manantiales de vapuleados cuerpos .
Guerras blasfemas
y desbocadas
se van librando
embalsamando en podredumbre y miseria
a pueblos enteros
en nombre de una ilusoria libertad , qué nunca llega.
Parar y mirar…
Hay armas que probar y vender, dineros que ganar, territorios y recursos que asegurar, intereses que proteger, privilegios que defender.
Caminando de puntillas los amos del mundo escupen fuego de truenos.
Bolas de fuego sujeta el niño en su cuna, bolas de fuego emergen desde los subterráneos urbanos.
Los impasibles iracundos arrastran sus tempestades por las calles turbadas pintadas por los amos del mundo con grafitos de ignominia.
Los amos del mundo engendran cuerpos inservibles, vistiéndolos de apestosa soledad, encerrándolos en cajas de metal al aire libre, encerrándolos en un laberinto de hastío, rabia y crueldad.
Los amos del mundo, van colocando bolas de fuego entre sus manos, que el niño lanzará para vengar su desdicha e infamia.
¿Quiénes provocan estas guerras sin piedad?
Parar y mirar…
Bolas de fuego, en la cuna, sujeta el niño,
bolas de fuego emergerán bañando en llamas a los pueblos turbados
manejados y manipulados a ultranza por los amo del mundo.
La noble e inocente sangre de pueblos enteros
cae sin piedad en medio de la sombra de los árboles
que impotentes no pueden cobijar su desesperanza, pero
los amo del mundo, cambian biberones de fraternidad
por biberones de metralla, fuego y hostilidad.
¿Y quiénes provocan éstas guerras sin piedad?
Los amos del mundo…