Hoy camino tu jardín
ese de espinas repleto.
Buscando en ti, el secreto,
que florece cual jazmín.
Con lágrimas de carmín
me lamento a cada paso.
Sufriendo por mi fracaso
de no poderte salvar,
ese fuego no calmar,
verte sufrir en ocaso.
Se que tú no me abandonas
en esta vil soledad.
Es pura tu lealtad,
y los besos que mencionas.
Siempre vas y me perdonas
a pesar de haber fallado.
Eras un ángel tallado,
no en vano la más hermosa.
Ahora solo a tu rosa,
la guardo siempre a mi lado.