Entre pastos de trigo bendecido,
navegan los fervores de tormentas.
Se levantan las bestias turbulentas,
clamando su festín ya prometido.
Demonios de un pasado ya perdido,
vagabundos de ropas harapientas.
Son las novias perversas y sangrientas.
Pesadillas del hombre enloquecido.
Súccubus del gran arte sempiterno.
Ustedes que devoran tantas vidas,
Acaso volverán al vil averno?
Ya pronto dejarán de ser temidas,
aplastadas por el castigo eterno.
Lirios en pena, almas divididas.