El hambre de cultura no se sacia,
y aprender es la gracia
más notable del hombre insatisfecho
que reclama el derecho
de alimentar su juicio desabrido
y el colon confundido.
Y aturdido por el día del libro,
salió por quinta vez del tocador,
y en tono acusador
exclamó: caray, casi no la libro.
Pues quiso celebrar tales eventos,
comiendo libro exótico de res,
y como autor del mes,
cantó graves lamentos
que pasaron a la historia del arte
gastronómico, y el Incunable abril,
lluvioso nos comparte
los episodios de este cuento hostil,
y con palabra suave
no deja que se agrave
la cruda narración
de chusca indigestión.
Una silva muy original y ocurrente. No solo de la lectura vive el hombre, alimentarse sí, pero cuidado con la indigestión, amigo!
Gracias por tu nuevo aporte al reto, Jorge. Un saludo!
En esos primeros cuatro versos de la Silva hay toda una realidad.
Y en los demás también, que son otras formas de saciar al cuerpo,
pero que hay que asumirlas con mesura, por si las moscas y una mala digestión.
celebro tu poema y lo apaludo. Me gustó
Abrazo
Ahh que bueno!!! Un libro completo y saciante, todo un placer terrenal disfrutar de un plato tan suculento y sabroso, muy original y apetitoso, amigo!!!
Pd. El plato me recuerda a los"callos madrileños" (tripas de ternera, con chorizo, morcilla, jamón, ajo, cebolla, guindilla)típico de Madrid, muy calórico, picante pero buenísimo
“El hambre de cultura no se sacia,
y aprender es la gracia
más notable del hombre insatisfecho
que reclama el derecho
de alimentar su juicio desabrido
y el colon confundido.
Y aturdido por el día del libro,
salió por quinta vez del tocador,
y en tono acusador
exclamó: caray, casi no la libro.”