Leyendo un libro

Leyendo un libro,
encuentro en sus palabras,
algún sentido.

Veo campiñas
sembradas de trigales
y viejos pinos.

Hay una aldea
y en ella está la iglesia
y el campanario.

Diviso versos
que escapan, con la rima,
de unos poemas.

Se ven las rosas,
balcones y ventanas
hoy solitarios.

Hay golondrinas
que vuelan y se posan
en los aleros.

Hasta una ardilla
que sube, juguetona,
por el hayedo.

…¡Bendito libro,
salido de tus manos
y corazón!

Con él me pierdo,
por sueños infantiles
y pienso en ti.

Rafael Sánchez Ortega ©
12/10/20

Se hace mención a un libro imaginario que alguien ha regalado al protagonista, quien al leerlo o pasar sus ojos por las hojas escritas empieza a ver y a recordar momentos de esa infancia y juventud compartidos y de los que va desgranando algunos retazos en los versos, mientras un sopor y sueño invade su espíritu.
¡Qué bonito es ser como los niños y soñar… siempre soñar…!

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La niñez, en si, ya es especial, Noracris.
Un saludo y gracias.

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Qué bonito poema y sueño.
Un gusto pasar a leerte Rafael.
Abrazo

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Gracias Marttucca.
Abrazo.

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