Las melodías desconocidas
son mi única herida,
porque ninguna
otra salida
será capaz de abarcar
tanto desahogo.
He aprendido
a pasar página,
a respirar solo,
a esquivar espejos rotos.
Encontré un tesoro
en las cosas más simples.
Perdí el ayer,
ignoro el mañana,
hoy es el despojo
que me queda,
no me urge la urgencia
y los días me atacan
por sorpresa.
Me he dado cuenta
de que queda todo por hacer,
que no está claro qué busco
y dónde voy,
que todo está a punto de comenzar.
Si tú quieres te acompaño
pero de otra manera,
con las puertas cerradas
y los ojos vacíos,
sin vernos caer, solo rodar.
He aprendido
que esta cuerda que nos une
pero ya no nos ata
también se llama libertad.