El agua
con su fluida lengua
lame las asperezas
de la envejecida piedra que rígida la encara
y de a poco, eónica, ésta se añiña
se suaviza
le ternurizan
su endurecido corazón
hasta que se enredonda
igual que el cóncavo
en el pozo de una mano.-
Chane García.
@ ChaneGarcia.
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