Le soñé

Ayer le soñé, corría hacía mí con un salto, abrazando mi cuello y entrecuzando sus piernas en mi cintura. Para luego besarme. Y desperté con un dolor seco en el pecho, melancólico. —¡Joder! —Me dije. Cómo desearía que estuviese aquí.

Pero, ¿a quién engaño? Necesita a alguien que la mime y le apapache, que la quiera y que baile con ella esas canciones que ama… no un trastornado que no sabe lidiar con sus demonios y que sólo baila puto rock and roll.

Y al saber de ti, de repente mi cerebro ha evadido pensamientos de muerte. Aferrándose a una mínima oportunidad a tu lado, si es que la hay. Un suspiro de vida, un torrente de sangre que haga palpitar este corazón… agonizante.

Hermosa, no sólo de pies a cabeza. También en mente y alma. Ojalá fuese un idilio palpable, juntos los dos. Aún lo recuerdo, cuando nos miramos fijamente por primera vez —sonreímos— sentí electricidad y un palpitar en mi interior. Tus ojos, brillo de talismán. Hace tiempo de aquello… musa que no se olvida.

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