Aunque ella dude de mi amor,
parece que le gusta que le mienta.
Se emociona cuando la acaricio,
y me hundo en sus oídos
susurrando un poema ajeno.
De día conduce un Uber,
de noche se acuesta a mi lado
con la desnudez de una playa
en un litoral imaginario.
Solo me pregunta si de verdad la amo
y finge creerme cuando le repito
que la amo si de verdad lo necesita.