Sigues ahí,
habitando en el estallido de mis tentaciones
haciendo florecer estos silencios
que se han enraizado en el pecho.
Vienes y miras
como esta complicidad muda,
nos pone la daga en el cuello
para que ninguna palabra
sea causa de revelaciones.
He aprendido a caminar descalzo
entre las espinas de esos secretos
que podrían cortar a cualquiera.
Mi nombre ha sido censurado
y he sido condenado a las sombras
de nuestros capítulos jamás vividos,
por amar la flor que otra mano maltrata.
La penitencia se teje sola
a menudo que pasa el tiempo.
A veces dos tequilas ayudan,
pero el vacío en el pecho reaparece
cada vez que esos ojos
y ese sabor de tus mieles
cruzan por mi mente…
Son buenos dos y hasta tres tequilas y cuatro no son demasiados, al fin y al cabo con el latido censurado es mucho lo que hay por silenciar en los disturbios del corazón.
Aplausos.
Cuantos sentimientos encierra un latido!!
Y tus latidos, son arcoiris que se desprenden de tu corazón, tan llenos de nostalgia y tan maravillosos. Encantada de leerte. Saludos cordiales.