Como si fueran de una cábala
me paro a contar las huellas de tu espalda
posando las yemas de mis manos
sobre la casa sin ventanas de tu piel
mientras me embriago en su perfume
rendido como un león exhausto
después de su última pelea.
Son esas pequeñas cosas
esos exiguos detalles
-el olor de tu cuerpo
el tacto de tu piel
el beso de tu boca-
los que me llevan a la infancia…
…aquellos días en que la felicidad
consistía tan solo en querer
y ser a la vez, también querido.
Solo tú eres real.
todo lo demás son artificios
reflejos en la imagen de un espejo.
