Las palabras no son más que fonemas
que dentro del cerebro se combinan,
cuando aclarar pretenden sus morfemas
y a la que saltan justo están que trinan.
Quieran las musas suenen elegantes
y como versos lleguen al oído,
y por qué no también interesantes
que el diálogo resulte entretenido.
Que al hablar ojalá nos entendamos
echando fuera todos los temores,
que en la mente a menudo conservamos
aunque puedan chirriar de mil amores.
Que nunca se malogre la cordura
y a pagar nos obliguen la factura.