Un barco de papel en la ventana
quema su vela fantasma…
dos lagrimas eternas
granel de lluvia seca.
Un mar de rumor sin inventario…
cualquier capitán de barco siendo poeta
puede lujuriar el alma de una nube,
creando una galerna,
olas de una tarde convertidas en neón
para un acuario domado…
permanecen en el viaje…
Protegido tras el cristal
la rutina pesa en el tiempo…
hay que abrir la ventana, clavar el viento…
leer el bebedizo inmortal …
la misma hora , el mismo sitio, la misma mar.
Quien cambia es el marinero…
de lunas brota el silencio.
Banderas sin izar…