Las palabras queridas
que nunca abandonaron los labios
murmuran bajo la piel
y a veces en la noche
humedecen mis ojos
y escapan letra a letra
en lágrimas de sal.
Déjame hablar contigo
en silencio. Que mis lágrimas
te cuenten los secretos
que bañan mis mejillas.
Que mi alma desnuda
-afluente de emociones-
se descubra ante ti.