La miraba el tiempo con cariño
como lamentando
tener que ir derrumbando
ladrillo a ladrillo
el hermoso edificio de su cara.
Derruyendo los bellísimos
pilares y paredes maestras, de su cuerpo.
La miraba el tiempo, intentando disimular.
Haciendo ver que miraba hacia otro lado
hasta que la nieve, cubrió de blanco
sus negros cabellos.
Aun así, la vida tuvo que empujarle
para que cumpliese su cometido.
Llorando por dentro, la fue desmontando
ladrillo a ladrillo.
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El tiempo su camino y sus murallas … precioso poema Mabel.
Un abrazo!