Tengo que hablar
hoy contigo,
mi conciencia,
vengo a suplicarte
un pedazo de mi espacio,
esa, mi voz
que adormece en tu regazo,
deja muda
el alma de mi esencia.
Eliges en mí tu prisionero,
cubriendo de dudas
mi garganta,
te adueñas de la voz
de mis palabras.
Una charla en la que casi siempre me domina la razón, esa voz de mi conciencia de mecha muy corta.
Muchas gracias por tu apreciado comentario Alejandro.
Un placer tenerte en mis poemas.
Un fuerte abrazo amigo.
Te juro Domingo que casi siempre me dejo llevar por el corazón, y esto, cuando no le interesa a la razón, martillea mi cabeza hasta casi vencerme.
Un fuerte Abrazo poeta.
Mil gracias Wallace por este comentario, es esta voz de la conciencia, la voz racional que siempre nos persigue y a la que a veces le hacemos frente cuando pensamos y actuamos con el corazon.
Me alegra que te haya gustado.
Que pases una buena semana.
Un abrazo cariñoso.
Me encantó que te gustara Lucía.
Ese final es un poco la rendición de lo emocional ante lo racional. Cuando ya no hayas los motivos y preguntas el por qué.
Muchas gracias y un abrazo cariñoso.
A veces la conciencia es un tirano…
Nos dejamos vencer por el sentimiento, pero siempre está ahí ella, llamando a la puerta.
Hermoso poema, José Antonio, un bello diálogo interior, de tú a tú.
Un abrazo, poeta!
Eternamente agradecido a tus comentarios María. Aquí es el corazón el que manda, el que eriza la piel al sentir un poema, el que se emociona ante palabras que empatizan.
Un abrazo.
Uff cuántas conversaciones, cuantos dilemas incluso duelos con esa voz, ese pepito grillo de la conciencia, muy profundo y necesario, magnífica reflexión la de tus sabios versos, poeta!!!