La vida de un enfermo con enfermedades heredadas de la nada: La escritura es un mal necesario

Había dejado el folio sombrío un largo tiempo,
tiempo donde acumulé muchos contratiempos,
los sobrellevé con mujeres y licor,
pero el dinero se acabó simultáneamente con el ron y el último condón.
Recurrí de nuevo a la escritura, que es para mí como la navaja en vena sin muerte segura,
no tengo cicatrices en los brazos pero tengo folios como este que sirven de reemplazo.
Empiezo con el primer trazo del esbozo de lo que han sido mis días sin lápiz en mano,
he desarrollado una ansiedad en mis dedos, me tiemblan las manos cada dos por tres, y esto empeoró el último mes,
comencé a tomar por primera vez pastillas tranquilizantes y contra el estrés, al compás del alcohol; me trago las pastillas no con agua sino con licor,
dejé de tomarlas esta última semana y curiosamente, dentro de lo peor, me he sentido mejor,
dupliqué la dosis de licor, si no fuera por la que noche es larga con el condón, a lo mejor, hubiera pasado los últimos meses postrado y ahogado por mis propios vómitos en esta cama de algodón,
y no acostado y embarrado de muestras de esperma de noches pasadas;
hubieron dos musas que se marcharon al ver mi cuarto, no las culpo de hecho me sorprende que solo hayan sido dos,
irónicamente siempre he tenido una vida social activa y una vida sexual sobreactiva,
he vivido todo mi vida como un personaje, al fin de cuentas no sé cómo soy realmente,
conozco hilo por hilo mis males pero no sé quién los teje,
y por más que intente averiguar ¿quién es ese ente?, fallo abruptamente,
tuve dos oportunidades en un pasado tan lejano como cercano,
cuando salí con espejos andantes,
por desgracia ellos mismos se quebraron dejándome dos cuerpos y recuerdos enterrados en tierra y en mi subconsciente, dependiendo a quien tomes de referente.

La sobredosis de licor me llevó a comprar viagra,
nunca he sido disfuncional en la cama pero a inicios de la anterior semana lo fui con una dama,
por suerte ella era muy cercana a mí tanto así que me dijo esa misma noche que me amaba,
mi cara cabizbaja, a causa del alcohol, se movió vehementemente hasta verse sorprendida,
no sería la primera ni la última mujer que me diría que me ama, pero mi situación en ese momento era complicada,
no esperaba que de la nada soltara, en una circunstancia como esa, una confesión así de rara,
diálogos provenientes de mis adentros hicieron que entendiera que yo de todos los hombres soy el peor partido,
aún después de eso dijo que seguiría jugando al lado mío,
lo que es más un perjuicio que un beneficio para conmigo mismo,
estar en una planta baja inferior al infierno con una vida de bienes como he vivido, le quita el sentido incluso a mi muerte,
me siento como un muerto entre vivos y si la vida de por sí es un sinsentido,
tengo que cargar con ser el primer individuo muerto y vivo cuya condición no atiende razones y motivos,
pues si fui querido desde que era un niño, ¿cuál es sentido de vivir como un muerto? y ¿cuál es la razón de muerte, si he vivido como un vivo?.

Últimamente he adquirido tormentos nuevos y por lo veo han llegado para ser longevos,
he empezado a desarrollar un miedo hacia la soledad,
si no ando equipado de alcohol empiezo a enloquecer y a destrozar cosas,
pasé los últimos meses bebiendo y fornicando, gastándome hasta el último centavo,
tengo miedo de mí mismo cuando estoy en ese estado de loco desenfrenado,
pues en la locura comienzo a ver las cosas con cordura,
y me doy cuenta de verdades que me afectan anímicamente,
temo adentrarme de lleno en la razón, temo encontrar respuestas que empeoren como estoy;
estando mal, en un pasado, me adentré al pensamiento profundo y
me excluí del mundo,
me tatué Nihil en la frente y cedí mi existencia a la nada,
hoy soy una persona aislada de la razón de “ser como es”,
por fortuna pero más para condena encontré en el mundo adicciones que desfiguraron a maldiciones:
‘La dipsomanía, el sexo y la escritura sombría’,
son las cadenas que no me dejan desvanecerme,
lo comprendí mejor cuando me aparté de la escritura, y temí mirar cosas de más,
tengo miedo de resolver la dualidad vida-muerte en una singularidad
y darme cuenta de que la respuesta es que no hay respuestas, de que la nada es mi absoluta naturaleza.
Por suerte el destino se manifiesta así mismo conmigo y me tiene aquí escribiendo,
mis adicciones me persiguen y espero nunca llegar a ser más veloz que estas.

La farmacia se trago la mitad de mis ahorros y la licorería la otra mitad,
al no cumplir con una de mis tres adicciones las otras dos se fortalecieron,
compré no sé cuántas cajas de condones y pastillas que varias farmacias me prohibieron seguir comprando,
por suerte conseguí todo el alcohol de la misma licorería, y no anduve de local en local como con las farmacias.
El dinero de dos años se esfumó en pocos meses, de no ser por la escritura sombría la vida de asaltante sería una opción, de hecho la única opción,
el dinero no me llama la atención pero solo con dinero se compra el licor y el condón.
La vida de un enfermo con enfermedades heredadas de la nada,
es el título que considero adecuado para esta obra no deseada pero necesaria;
mañana empiezo a trabajar horas extras,
así como mañana como un bocado después de dos días con el estómago vacío.
Es curioso que me resulte frustrante pero no humillante escribir relatos como este,
al parecer después de haber cursado meses sobrio de poesía entiendo que la necesito,
y por más que la odie con todo lo que tengo comprendo, repito, que la necesito,
la escritura es un mal necesario.
Joder… la cuerdas cognitivas que me obligan a escribir relatos como este me han ordenado que continúe con volúmenes bajo el título anteriormente acordado,
siendo esta mierda de obra el primer volumen, nombrado: ‘La escritura es un mal necesario’,
es triste ser un esclavo que trabaja para sus tormentos bajo su consentimiento.

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:+1::+1::+1: Buena prosa

Una maravilla de prosa! :clap::clap::clap:

¡Si supieras! ¡Que el hilandero eres tú mismo!