Un alma se rompe y canta,
repite en su dolor
la melodía de un sueño
de fantasía infinita,
reinventado;
y de la voz de sus alas
cae la luz para levantar los días,
reír,
amar,
en ese fin porque sí;
y es dorado.
(Desde mí a las “Mil derrotas” de Santiago Motorizado, más allá de las estrellas. )