Tu mirada se detuvo en un vacío
desde el pie
hasta aquel cristal,
señalabas con ojos despiertos,
me hiciste mirar muchas veces
y yo no pude ver;
y ahora entiendo todo
como lo sentí entonces,
que te estabas yendo
estirando el brazo
para agarrarte a un lado invisible
en el que sabías que yo no puedo creer.
Y sonreías cada vez,
y ni una me soltaste la mano.
¡Mira! –decías.
Y yo siempre te hice caso y te seguí.
Muy sugerente tu poema, amiga Tali, a veces mientras más miramos, menos vemos, sobre todo, a través de una ventana. Donde las visiones del querer se muestran ilusiones ópticas.
Me gustó.
Abrazos Tali.
Siempre te leo el poema más de una vez para ver el mensaje implícito que lleva, pero la primera impresión es la que importa y prevalece, aunque no sea tu intención.
Para mí, algo te impide expandirte y volar…
Hermoso poema, extiende las alas…
Dos almas muy cercanas que se unen en un espacio para decirse adiós y vivir de su recuerdo en la distancia. Ya sólo les queda la remembranza y la soledad del suelo, que pisaron juntos alguna vez. Un poema que va desde lo cotidiano hacia la eternidad. Un saludo.
y ahora entiendo todo
como lo sentí entonces,
que te estabas yendo
estirando el brazo
para agarrarte a un lado invisible
en el que sabías que yo no puedo creer.
Pues no era la intención, no… pero sí que es cierto esto que me dice, y se ve por todos lados! ji. Gracias, María mía, qué ojo tienes conmigo… tú sí me ves.
Diste justo en el clavo, como dice el refranero… justo en el clavo. Esto sucedió los últimos días que estuve con mi padre en el hospital. Gracias por verlo sin saber…
Ese sentimiento que te une más allá de lo fisico aún sabiendo que eso precisamente iba a ser el final, precioso momento mágico y difícil, lleno de ternura y complicidad, amiga!!!
Desde ese lugar que señalaba hasta donde tú estás no hay distancia. Aunque sea invisible, aunque no lo creas. Sólo hay que abrir esa ventana.
Versos en los que quedarse