(Las terribles dagas ,
que irrumpen
y se clavan como agujas).
El agua salada
tirita:
los peldaños
de una memoria
que no perdona.
Mi refugio,
es un escudo
de tinieblas;
que blande espada
al eco de un fantasma:
que irrumpe
golpe a golpe.
Y yo ya en ruinas:
cabalgo
vagamente
la tenue idea,
de un amor herido
que sangra.