El ratoncito Domingo, sonriente, venía del colegio, con su mochila azul .En ella, en un bolsillo escondido, guardaba un maravilloso secreto.
Al llegar a casa, después de cenar, cuando todos dormían, sacó de la mochila una tiza verde, muy brillante, y dibujó una puerta en el suelo. Al momento, con un leve ruido, se abrió y Domingo se encontró en un largo pasillo, con muchas puertas a los lados.
Abrió la primera puerta y allí, de repente, siete enanitos miraban como dormía una bella muchacha; en la siguiente,un lobo acechaba a una niña, con una capucha roja, que iba a casa de su abuelita;en la puerta número tres, un muñeco de madera, con una nariz muy larga, contaba mentira tras mentira.
Domingo estaba feliz porque conocía las historias que sucedían dentro de las habitaciones. Eran, como ya habréis adivinado, cuentos, libros que él leía una y otra vez; que le mostraban un mundo hermoso y simpático; y, a la vez, le ayudaban a entender mejor a sus padres y amigos.
Luego cerró la puerta pintada en el suelo y la borró, guardando la tiza mágica en su mochila azul y se quedó dormido, soñando con las bellas historias de los libros.
(Cuento leído en el colegio de mi nieta)