Déjame ser tu Cirse, tómame de la mano… y hurgaré en tu retro la pulpa femenina —los hombres ignaros son dueños de un elixir rejuvenante, sólo hay que saber exprimir en el dolor del gustoso ordeñe—. Arriésgate conmigo, y haré de tu oculta flor, una piltrafa. Equivócate conmigo de nuevo, pimpollo de rosa blanca que se niega a florecer.-
Chane Garcia
@ChaneGarcia
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