Y la última nube resbaló por la lluvia,
como lágrima seca en un vaso de olvido,
su holograma sin brillo no se parece en nada
al amor más profundo, nada más se desecha
ya se vuelve prolijo, de memoria prohibida,
desglosada, aún así de lectura obligada.
Nuestro álbum sin magia, también está trucado,
faltan fotografías, que a fuerza de metáforas,
con orgullo y con gloria, me saben a abandono,
a distancia tan solo imaginaria.
Un enjambre de luces rozando mi cabeza,
luego este corazón ganado a pulso
que no intenta engañarme, por nadie, por ninguna.
Te escribí muchas veces, contra el tiempo y la vida,
enigmáticos medios bordan mi realidad.
Todo imágenes, todo, todo, todo.
Me quedé en la poesía, el andén de tu vértigo.
Hubo un acercamiento.
Tampoco funcionó,
no tengo cicatriz,
nunca guardo misterio,
respeto mi elección
de aprender a olvidar.
Si no puedo conmigo y mis poemas,
contigo ni lo intento.
Enfocar el amor es…
Todo lo que he hecho. He de reconocer
que aquella decisión me confundía,
pero lo tengo claro:
“El futuro quizá nos acerque de nuevo,
no me sorprendería que te amase otra vez,
ah, cómo hago con todo…
Amor de quita y pon.”