En la brumosa noche
de un otoño pesaroso
en medio del lento susurro
una brisa aturullada del mar
surge un lamento,
balada de Nereida herida,
cabalgando a lomos
de una ola agreste
que rompe su bravura
contra el empinado acantilado
con un grito que muere
dejando en la brumosa noche
el lamento de un suspiro
y el llanto, que desciende
por el escurridizo acantilado
tras la sombra de la ola
que se levanta otra vez
amenazando con su grito.
Pippo Bunorrotri