La cresta de la ola
donde Medina deposita el germen,
la savia nutricia,
la leche infecta del paraíso perdido;
el embrión, tumefacto, del grito
que asola las planicies,
desarboladas, que se hunden
en la densa humedad del río,
en el puerto podrido donde Santa María
se adentra, pétrea y eterna,
en el sueño ligero de Brausen.
La ola hecha de nieve
y fango,
de resurrecciones y caricias
de efebos de faunos irredentos;
en la ceniza de todas las playas,
que se incendian
adormeciendo el latido de la espuma.
La ola última que barrerá
todas las certezas,
la magia de una Santa María inédita
en vísperas de la definitiva consumación.
( Medina, personaje de la obra de Juan Carlos Onetti , *Dejemos hablar al viento. ) Foto Pexels. Todd Trapani