Es nostálgico pensarte en el antes,
cuando con voz de durmientes mares
serenabas mi latido incesante,
paz que acunaba tu piel de madre…
Cuando con una mirada me amaste,
esa mirada de fe reflejante.
Vi todo mi ser en los espejos de tu rostro,
Todo mi futuro, todo he visto en esos ojos.
Cada risa y cada llanto fue cuidado hermoso
pues me vestiste con la crisálida del lenguaje.
Madre, tú le diste significado a mi rostro
cuando tu historia, tu tiempo y afecto en él cultivaste.
Lindo es pensar que, antes de ser de este mundo una parte,
de ti ya era parte mi mundo, querida madre.