La luna se balancea
sobre las aguas del mar
meciendo el sueño de la noche
y sus huellas deja en la arena
como sombra furtiva
que las olas del mar
recogerán en el ir y venir
de su fresco sonido
llevándoselas en su regazo
de nuevo a la luna.
La noche desnuda su tiempo
en la fina arena de la playa
y en cada instante acoge
el cálido suspiro de las sombras
de sus recuerdos
que con sus suaves caricias
componen la mirada de los sueños.
La eterna mirada de la noche
al vacío de la nada
que busca ese horizonte
que define la noche y el día
donde se prolongan los ecos
del ruido del mundo
entre el blanco y negro
de la noche y la luna.
Cuando la noche
se vuelve penumbra
unos labios resplandecientes
besan el dichoso horizonte
que se asoma perezoso
mientras la luna se retira.
Pippo Bunorrotri 12/03/25