La noche no lleva prisa
y su voz es un eco lejano
que trae una suave brisa,
amable brisa de verano.
En los pastizales, los grillos
cantan su milenaria melodía
y con simpática osadía,
de la noche son reyes sin castillo.
En el aire ya se encienden
las luciérnagas errantes
como estrellas que tienden
a parpadear distantes.
Y en la soledad de esta luna,
hasta mis pensamientos puedo oír,
y se escuchan palabras a una,
aquellas que nunca supe decir.
Pero ya nada de eso importa,
solo el sonido de la calma,
la cual viene y reconforta
cada rincón de mi alma.
Y la noche no lleva prisa,
su voz es un eco lejano
que trae una suave brisa,
amable brisa de verano.