La noche del amor

No se que hacer conmigo ahora,
no me hallo en los espejos,
ni en los reflejos de agua,
ni en la sombra de la lágrima,
ni en una porción de rezo.
Desperezo mis huesos de cenizas
y como un perro bajo la lluvia
me sacudo las horas,
me aplasta el día acorazado,
oxidado, amordazado, vacuo.
Una hoja se repliega embriagada
arrancandose los versos vomitados
salpicados, exiliados, turbios.
La parca en la mecedora del tiempo
pacientemente alimenta el olvido
mientras llega la noche de tu amor
y el mío.

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Hay días así, como en tu poema…echando fuera el alma.
Un saludo y un abrazo, Juan Carlos.

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