…
No es la forma en la que se despiden de alguien,
ni la raíz del humo
tan negra que me das en la noche ya aún más negra,
no es que me duerma dentro de un semáforo
esperando
o que te haya dado una ciudad atestada y maloliente
convertida en poesía,
sino que sentí que se pausó mi vida
se detuvo en seco ante tus palabras grotescas,
sentí que este frío sería eterno
que me negaba la flor mojada del llanto mío:
esa frustración casi heroica
de tener tu llanto sobre mis omoplatos
de ver mi impotencia casi al borde de una tecla.
Lo pensé
será este la clavícula del poema que
he buscado tanto?
pero la vida se tambalea hacia delante y hacia atrás
y a veces
uno no sabe dónde dejó ese pájaro encerrado en la
columna de un poema a mis 26 años.
Me dicen que he llorado esta vida y lo que queda
de su sombra,
esa parte ya no lo recuerdo,
porque preferí quedarme para siempre conmigo mismo
aquí,
en la labor de la poesía y de la letra.
Quedarme aquí oscureciendo también con la negra noche.