Juro que no recuerdo el nombre, pero de su imagen pudiera describir hasta los más mínimos detalles. Su rostro no hubiera podido ser caricaturizado por pintores o humoristas. Lo sustentaba un cuerpo que envidiarían las más hermosas modelos, cubierto con elegante vestido de fina tela delineando, ceñidas a ellas, las protuberancias que hacían de su figura una esbelta obra de Natura. Al pasar por mi lado con garbo, tal vez adivinando mi embeleso ante su belleza, me obsequió una sonrisa. Como atraído por un imán seguí sus pasos. Es ella, la mujer de mis sueños, me dije. Y por desgracia, comprobé que era cierto al sonar la alarma del despertador.
@Saltamontes 04/06/2019
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Gracis, querida Mari. La mayoría de los suenos son siempre así
Abrazos
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Sin duda el despertador es el villano en este relato. Muy bueno. Saludos.
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Gracias, estimado amigo. Los despertadores han destruidos millones de sueños.
reiteradas gracias por el comentario.
Abrazo
El final me dejó con el reloj hecho trizas. Bonito final!!!
Saludos, Pedro Manuel.
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Muchas gracias, Marín. Un honor que te guste.
Abrazo
Paso de vez en cuando por esta categoría de relatos.
Como siempre, un gusto leerte.
No he conocido un despertador amable en la vida…me parece muy bueno tu sueño.
Abrazo
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Gracias tocayo, por ese criterio y la visita.
Abrazo
Gracias, un honor te haya gustado
Abrazo
Muy bueno, Pedro. Aplausos, amigo
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Gracias, José Manuel. Me alegra te haya gustado
Abrazo