La melodía

Una tarde cualquiera brilla el cielo
con ese velo de amargura sostenida
que deshace cualquier resto de consuelo
y abre inmensa brecha en esta herida.

Soy entonces más barro que persona
las palabras resbalan de mi boca
como un grito desgarrado de amazona
que estrelló su lanza gris en una roca.

No hay lucha más cruel en este mundo
que aquella que libra un corazón vibrante
que hace mucho tiempo perdió el rumbo
y además… tiene la vida por delante.

Porque el mundo, de mi mundo nada sabe
y la vida nada sabe de mi vida
en sus moldes desastrosos sólo cabe
lo que tiene cierta forma definida.

Lo demás se estrella contra el borde
afilado y cruel del alma fría
y yo sigo buscándolo, ese acorde
que consiga poner en armonía

la canción que arrulló siempre mi historia
y la misma que entonan hoy en día…
Pero voy arrastrando la memoria
del que nunca entendió la melodía.