La mejor compañía

En vida no conozco, yo mejor compañía
en la cama, lo juro, que una mujer ardiente,
que siendo de sus dotes honesta y consciente
si a compartir se presta toda su fantasía.

Puede que tanta suerte no haya sido la mía,
quizás porque al mostrarme apenas exigente,
del asunto he pasado justo por la tangente
y tarde, se me antoja, podré probarlo hoy día.

Que nunca será tarde, siendo la dicha buena,
que la vejez a veces no la traen los años,
sino, según parece, los golpes recibidos,

con los cuales, el hombre a placer se envenena,
hasta que cotejar no pueda sus apaños
y sin frenos camine presa de los olvidos.

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