La luz queda detrás
de los montes perdidos,
allá en las rotas sombras
que circundan los ríos.
Lleva, en su esencia, restos
de perfumes vencidos,
ecuaciones de niebla,
olvidados osarios.
La sangre de las tardes,
misterioso latido,
donde se oculta el rostro
que el tiempo ha detenido.
Dulce y sedosa, esconde
la agonía del grito,
la querencia del miedo,
la ausencia del destino.
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Todo un bellísimo poema, la luz que nos enciende y nos apaga…
Hermosos el arranque y el final.🩵
Me recordó este poema de Leopoldo Panero que leí recientemente:
“Estamos solos para siempre; estamos
detrás del corazón, de la memoria,
del viento, de la luz, de las palabras…”
Saludos y buena semana, José Antonio.
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Muchas gracias por tu comentario , y por la cita de Leopoldo Panero. Vivimos de luz, en la luz, como animales diurnos amantes del sol. Feliz verano.
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Uff esa cercanía a la luz de tus hermosos versos nos hace sentir vivos, poeta!!!

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Hermoso poema. Un saludo.
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Fenomenal poema amigo @Pradoalto, fenomenal. Ese final está de lujo.



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La vida está ahí, detrás de todo, esperándonos. Gracias por leerme. Un saludo.
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Muchas gracias. Me alegro que te guste. Saludos.
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Gracias por tus amables palabras. Un saludo.
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Muchas gracias por tus amables palabras. Me alegro que te haya gustado. Un saludo.
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