La loba

«Donde las blancas ovejas,
estando yo en mi barraca,
vi correr al dueño mío
como no corren las cabras,
no hay pantano, no hay criatura
que grite como gritaba».
—Arriba, con tus cachorros,
arriba, perra guardiana;
si me traes esa loba,
bien tendrás ración doblada,
y si no vendrá la loba…
con el gordo, la cayada.
Han corrido siete reinos
y no han podido alcanzarla.
Han visto los montes juntos,
vieron que se separaban,
las llanuras y los ríos,
y hasta la tierra sembrada.
Con el miedo se marcharon,
y con miedo se quedaban,
cuando los hombres sonríen,
no se sonríen por nada.
«La sonrisa de la zorra;
las ovejas, por las patas,
a los hombros las ponían…
y los hombres las mataban».

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Precioso tu romance pastoril…

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Gracias, compañero. Te mando un abrazo.