Con mi equipaje cerrado
voy cargada de ilusión,
las maletas para el coche
y servidora al parador.
Repletas van las valijas
de libros, son mi pasión.
Llevo poemas de la pera,
novelas de drama y acción.
A mi lado, “El Carrilano”,
de chofer, de conductor.
Tres horinas de camino
y a gozar del parador.
De pronto me da un espasmo,
me da un vuelco al corazón,
cuando Antonio, “el Carrilano”
se desvía para Buñol.
No porque haya
yo vivido
mi puericia
en Buñol.
Me conmueve
su visita,
ni me invade
la emoción.
Soy de sangre
catalana,
que ahora hierve
con furor.
Ni mi tierra
de acogida,
ni nativa
lo causó.
El origen
es la trampa
de Antoñito
“el traidor”
Y ya camino de Cortes,
de pronto sale un muflón,
y en el asfalto tres cabras,
y aquí a mi lado un “cabrón”.
Y mi sangre,
que aunque hierva
ante un acto
sin honor.
Es de herencia
bien longeva
y piadosa.
Da perdón.
Al menos tengo mis libros,
mi lectura, mi afición,
que me evaden de balidos
y berridos del montón.
