Si el león edificó su ternura
en la mansedumbre de la sabana;
si la jirafa construyó su edad
en la certidumbre de su estatura;
si el cocodrilo desmenuza lirios
con sus poderosos dientes azules;
si la mariposa, aleve, desbroza
la doliente selva de tu memoria
piensa que la jungla en la que vives,
adormecida en sus cristales de asfalto,
no es más que un eco de ese paraíso
perdido, de esa dulce estación llena
de todas las edades sumergidas
en el proceloso mar de la vida.
Me gusta.
Antes, la trilla suelta
sobre el barro adormecido
tal vez cansado
acalorado de sol
aterido de lluvias
es un recuerdo.
Hoy
ciertamente el asfalto
es una bendición.
Maravillosamente lírica!
Saludos, compañero!
Gracias por tu comentario. Un saludo.
Gracias . Es una selva idílica. Saludos.
Ahh que bellos versos, ese contraste vital de la selva con el adormecido asfalto, nos hemos domesticado quizá en exceso, poeta!! Saludos!!!
Somos urbanitas. No reconocemos ya ni los cantos de los pájaros. Saludos.
Un poema precioso con una estructura muy cuidada, aunque no rime estrictamente, el soneto subyace. Un cordial saludo!
’«Vamos a darle una flor
A aquella Paraguanera
Flor cantarina negra amarilla
Que ya las tunas están en cinta
Flor cantarina negra amarilla
Llena tus ojos con la alegría»
¡ Ah mundo tu luna inmensa!
Gracias por tu comentario. Un saludo q
@pradoalto, “no es más que un eco de ese paraíso”
Buen mantra para tatuarlo en el corazón.
muchas graciass
realmente, un paraíso
Gracias. Me ha gustado mucho lo del mantra. saludos
Me ha encantado enhorabuena compañero 
Gracias por tu comentario. Un saludo.
¡Guau! Qué bonito. La sabana de ayer; hoy, el asfalto, solo eco de ese paraíso. Qué excelente.
Un gran saludo.
gracias. Me alegra que te guste. Un saludo.