Las manos, ciegas de luz, buscan respuestas,
acechan la tentación, la locura,
la tristeza.
Recuerdos infantiles, adolescentes sueños,
pueblan el pentagrama y bailan en las cuerdas.
Claridad inextricable,
diluida penumbra,
la guitarra baña su rotunda silueta
y embadurna la plaza, iluminando sombras:
dureza sedosa y fría que despierta caricias
y empuja un deseo fatal e irresistible,
alma sedienta, desnudez misteriosa,
tentadora,
diluvio de arañazos sobre las cuerdas tensas.
(“Poemas malditos”)
10 Me gusta
Un poema que parece capturar la búsqueda emocional y la tentación con una metáfora excelente sobre la guitarra y las manos.
Agradecido, Alejandro por tus palabras. Saludos, poeta
1 me gusta
De la rivera a rascar la guitarra. ¡Que bueno eres José Manuel!
Gracias, Ana, por tus palabras. Saludos cordiales, poetisa
1 me gusta
Precioso poema a ese instrumento que nos identifica…con él se llora, se aclama, se vive la alegría…todos los sentimientos afloran en ella.
Abrazos, poeta!
1 me gusta
Buenos días, Edel y muchas gracias por tus palabras. Más quisiera yo ser bueno como dices pero cada uno dejamos brotar la poesía lo mejor que sabemos. Van siendo muchos años y va siendo mucha poesía. Un abrazo, amigo.
Yo tocaba un poco, pero mal y lo dejé. Pero bien tocada es una pasada. Deleitanos con algo en tu próximo poema. Gracias, amigo
1 me gusta
Gracias, por tus palabras. Saludos cordiales y buen día
Gracias, Walla. Abrazo, y buen fin de semana


1 me gusta
Gracias, compañero. Saludos cordiales y buen domingo