De noche asaltaste mi fortaleza,
-teniendo sólo al cielo por testigo-,
con tanta pasión y delicadeza,
que rendí mi ciudad al enemigo.
No cabe poner cerrojos ni puertas
entre la estancia de amado y amada,
pues ante el amor son por fin abiertas
y se da la batalla por ganada.
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Muchas gracias, Miguel Angel, por pasarte por mi rincón.

Geniales tus versos ARTEMISA.Buenos días y un abrazo
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Muchas gracias, Ramiro.
Me alegro de que te guste.
Buen día.

Muchas gracias, Ivka, por pasar.
Que tengas un gran día.

Muchas gracias, J Issrael, por visitar.

Una imagen genial y delicada, un poema escrito con delicadeza, muy bueno. Me encantó. Te envío un abrazo
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Me alegro mucho de que lo hayas disfrutado, Varimar.
Pasa un gran día.

Te regalo una flor. 
(Tienes que ponerla en agua). 
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Gracias por la flor, la pondré en agua jajaja
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Gracias por la visita, Jesús.
Hoy estoy regalando flores.

Ésta es para tí.
(Hay que ponerla en agua)

El amor cubre corazones de descifraces
horizontales sobre el eje de su abcisa.
Quisiera ser un fauno fiero, Artemisa.
Para que me persigas y me caces.
Aplaudo tu fortaleza de poeta enamorada.
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Muchas gracias por la visita, Horten.

Me alegro de que te guste, Héctor.

Gracias por leer, Domingo…
Una flor para tí.

Bueno, eso ya se merece un bouquet.
Ve preparando el jarrón.


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Algunas fortalezas son difíciles de rendir… Esta no se resiste…


Hermoso tu poema, Artemisa.
Abrazos!
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Muchas gracias, María.
Un ramo para la señorita, para adornar su fortaleza.

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