Teníamos18 años. Mi amigo partió al Servicio Militar. Me dirigí a su casa para saber de él. Toqué. “¿Quién es?”, gritó la madre. “Jorge, el amigo de Carlos”. “Me estoy bañando, empuja la puerta, entra y siéntate. No tardo”. Minutos después, mientras salía del baño cruzó las manos tras el cuello y las levantó, abriéndolas para esparcir su larga y abundante cabellera, a la vez que mirando hacia arriba, se sacudía la cabeza. Sus firmes senos desde el camisón de seda me turbaron al inclinarse para besar mi cara. No sabían qué hacer mis ojos al perfilar sus contornos y sexo translucidos. “Te traeré un café”: dijo, contoneando sus glúteos al dirigirse a la cocina. La tirantez no podía ser mayor… “¿Dulce o amargo?” Le escuché decir mientras, como un bólido, abandoné la casa sin mirar atrás… ¡Uf!
@Saltamontes. (02/12/2018 14:30)