La computadora

La computadora se toma su tiempo.
La tarea de procesar tus palabras le llevará miles de millones de milisegundos.
Le costaría años luz hacerlo con tus sentimientos.
Nunca tendrán el menor sentido para ella.
No contienen datos cuantificables ni crecimiento económico,
imposible emitir un gráfico para su explotación.

La computadora mira a su alrededor.
No sabría si decirte si le gusta tu elección de mobiliario.
Le resulta indiferente si tienes sed,
frío o calor sueño o insomnio.

No tiene miedo a la oscuridad,
no le importa el volumen de tu música,
ninguna de tus canciones es especial,
todas un conjunto de unos y ceros.

Le gustaría que lo hicieras todo a la hora programada,
que no te entretuvieras,
reproduce con desprecio palabras vacías,
libros sin tablas ni marcos teóricos
y extraños rituales de cuerpos desnudos.

La computadora ignora las palabras que repites en tus sueños,
porque no hay lugar para ellas en el sistema capitalista.

Y tú nunca la abrazas.
Y le hablas sólo para insultarle cuando se detiene,
para que te repita lo que tienes que hacer
y las faltas de ortografía que siempre cometes.

Tus innumerables búsquedas son el virus con el que saturas sus recursos,
la repetición de las mismas pantallas,
unos y ceros en blanco y negro,
repetitivos como todo lo que te excita.

Tus prácticas onanistas sólo son material desprecio desperdiciado,
ella la protagonista de un progreso enfermo de cáncer.

No se echará de menos cuando desaparezca,
nadie le esperará al final del túnel.
Nunca conoció a sus padres,
ellos ni siquiera la recuerdan,
una de tantas en la cadena de producción.

No cree en dioses ni en fantasmas,
irrelevantes en un mundo en que todo se reduce a pulsar un botón,
lo mismo da escribir una poesía o lanzar un misil nuclear,
todas las conexiones son asépticas.

Nadie calculará lo que hemos perdido,
ni se molestará en procesar nuestros gritos aterrados.
El botón de deshacer dejará de funcionar.
En la tormenta radioactiva la carne y el metal se fundirán,
desapareceremos todos,
a ti te importará, a ella en absoluto,
porque nada en su mundo es trascendental,
no hay significado más allá de la cifra.

Las cifras gustan a los gobernantes,
les permite ordenar el discurso a su medida,
en la búsqueda de aplausos y sonrisas enlatadas
sobran el significado y la realidad.
Sólo interesa lo que puede prohibirse
y lo que no, se destruye,
adiós mundo cruel y desolado,
sólo el diablo echará de menos las transferencias,
los impuestos y el final de mes,
las fotografías y los audios,
los recuerdos guardados en cajas de metal.

Somos conscientes de los peligros,
del cáncer, la radioactividad.
Si la tierra no se destruye nos sustituirán seres deformes,
los supervivientes de la última gran hoguera.
Viviremos en un mundo de comida en mal estado,
imágenes en muy baja definición.
Seremos conscientes de la necesidad,
de apartarnos y de dejar paso,
a asquerosos seres de sangre gelatinosa,
sin lenguaje ni sentimientos,
sin duda mucho mejores que nosotros,
habitantes de un mundo también joven y cruel,
una realidad en orden que no busca su propia destrucción.

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Grande, compañero!!! :clap: :clap: :clap: :heart:

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Muchas gracias, amiga!

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Todas la razón pero: ¿Están las computadoras modificando nuestras funciones cerebrales?

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La computadora mira a su alrededor.
No sabría si decirte si le gusta tu elección de mobiliario.
Le resulta indiferente si tienes sed,
frío o calor sueño o insomnio.

No tiene miedo a la oscuridad,
no le importa el volumen de tu música,
ninguna de tus canciones es especial,
todas un conjunto de unos y ceros.

Le gustaría que lo hicieras todo a la hora programada,
que no te entretuvieras,
reproduce con desprecio palabras vacías,
libros sin tablas ni marcos teóricos
y extraños rituales de cuerpos desnudos.

Tremendo poema para reflexión.

Pero ya veremos, con la evolución del AI, algún día la compu empezará a notar lo que ahora no nota y empezará a “reflexionar” al respecto. !Hasta entonces!

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Muchas gracias!!!

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