La ciudad de las flores

Estoy como hoja débil otoñal, que anuncia el florecimiento de las plantas buenas.
Estoy ahí, entre los arcos que cubren la vereda,
bajo la sombra de la torre que a la campana aboveda.
Estoy ahí, sobre los adoquines de las antiguas callejuelas que añoran los pasos de algún danzante de la luz,
Ahí entre subida y bajada,
Ahí, entre valle, nieve y balada.

Estoy ahí, en el costado mismo de los bustos silentes de una plaza solitaria.
Ahí donde retuercen en el alma los pensamientos de antaño, entre nostalgia y suspiro, entre vibrar y delirio.

Ahí, en el ritmo imaginario de carnaval
entre palmeras centenarias,
que van creciendo como llegando al cielo,
que van al viento como ave en pleno vuelo.
Estoy ahí,
para posar el alma entre las nubes del celaje purpurado,
para posar la calma en las silentes casas de ensueño abalconado.

Estoy ahí, muy cerca de Dios,
entre lluvias adormecidas, en el albor,
entre despiertas primaveras de sol,
entre perfume de amancaes y almendra,
que un suspiro de mis fauces engendra.

Estoy en la calle de una catedral con silueta de penitente en fervor,
estoy en las calles con siluetas de amor.
Estoy ahí sobre roca que dibuja de una virgen su rosario,
estoy de la señora, en su santuario.
Ahí entre las lilas flores
y el rojo sudor de los pisonaes
que junto al viento, exudan su aroma de oración, de costado herido y canción.

Ahí, donde el río se lleva el tiempo y riega unos ojos de flor entre peñones de iracunda voz.
Estoy ahí desatando las trabas,
ahí, donde no estaba.
Estoy ahí, en la tierra de los sobreros blancos, cual cordillera inmensa alumbra el maizal como alumbran los amantes su beso de sal.
Ahí, haciendo luto por la heroína que canta libertad, ahí en la tierra de la serenidad.

Estoy ahí, para escribir junto al valle de un puente trovador, las épicas guerras de los hijos del sol.
Ahí, para oler la distancia y los sueños de la alborada.
Ahí, para dibujar poemas sobre una banca relajada, poemas de esta tierra,
poemas que de pincelada en pincelada, dibujan una acuarela de esta ciudad enamorada.

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Preciosura de poema un verdadero placer transitar sobre “La ciudad de las flores”.
Saludos! @Mendigo.

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Muchas gracias por el comentario. Saludos cordiales.