Bajo el denso azul del cielo un ave marina vuela; Nunca descansa porque todas las imágenes llevan escrito: “más allá”.
Eugenio Montale
Como un gran pez,
rozando acantilados,
impulsado
por alas que parecen quebrarse,
extremadamente silencioso,
el albatros
se desliza por la rada,
braceando el aire
como un nadador incansable.
Distorsionada y azul,
su sombra se precipita
como un proyectil en el espejo del agua
donde el fantasma voraz del tiburón se tuerce
y se lanza contra el narval,
inopinadamente fósil con dos dientes.
Son imágenes brillantes,
desnudas de sonido,
en arrecifes que el mar muerde,
incansable,
tenazmente,
con sus colmillos de sal.
Me parece que creas una impresionante imagen del albatros surcando los acantilados, mezclando la gracia de un pez con la majestuosidad de un ave. Tu poesía así, atrapa la belleza de la naturaleza y su implacable lucha por la supervivencia.
Tienes razón, pero tiene explicación: la cabeza de Montserrat gritando es una escultura maravillosa anterior al poema que la describe y el poema la acompaña. Aquí, he elegido una foto, posterior al poema. Pero es estupendo que te haya gustado. Gracias, Pedro y un saludo cordial
Es una verdadera maravilla de poema.
No hay nada que sobre ni falte.
Relatas una escena aparentemente sencilla y la haces grande en tu poesía.
Alfombra roja para usted, D. José Manuel