Cerca del mar vive la bruja Jazmín
en un enorme castillo color lila.
Jazmín solitaria al caer la tarde camina por la playa en busca de moluscos y pescado para la cena.
Se sienta junto al mar a mirar caer la tarde a contemplar los hermosos colores del cielo.
Caen las horas en el reloj de arena…
El mar rebelde envuelve las nubes de furia.
Jazmín un día en una de sus caminatas, conoce una pequeña roca llamada Soledad.
Soledad vive a las orillas del mar, una brisa abraza las olas y las gaviotas que se posan en su pequeño lomo. Jazmín, como todas las tardes, sale a caminar en busca de comida para la cena… Un día decide ir más allá.
Tan cansada de caminar, se sienta en una pequeña roca que estaba a las orillas del mar… De pronto; ve que unos ojos enormes la están mirando. Está sorprendida, entonces… Oh, ¿quién eres? Le pregunta Jazmín a la pequeña roca.
Soy Soledad y vivo aquí desde hace poco. Tú, ¿cómo te llamas?
Soy Jazmín, bienvenida a la playa, paraíso. ¿Te gustaría ser mi amiga?
Sí, yo no tengo amigos todavía aquí a excepción de Pepe la gaviota se puede decir que es una especie de inquilino que se posa en mi lomo y la brisa envuelve sus plumas y él sonríe de felicidad. Todas las mañanas me viene a visitar, come peces y ríe a carcajadas durante horas. Antes de caer, la tarde se echa a volar…
Pasan todas las tardes juntas riendo, conversando de la vida, contándose sus penas. Una mañana de abril, el cielo era negro intenso con un fuego rojo que nacía desde sus adentros. El huracán Nat arrasaba con todo y todo. Se llevó las olas, los peces, las aves y a la pequeña roca Soledad.
Una vez terminado todo…
Jazmín salió corriendo de su castillo en busca de su pequeña amiga. Pero todo era incierto, ya no quedaba nada… solo yacían los recuerdos en su corazón.
Soledad se había ido…
Dejando un enorme vacío.
Al caer las tardes, Jazmín seguía caminando por la arena contemplando el cielo; recordando las risas, esas conversaciones y las lágrimas que el viento se había llevado.
Pasaban los años y en el vacío de su castillo, Jazmín había envejecido.