La abuela sonríe
con sus noventa y muchos años
-de nata sus cabellos-
y en la sonrisa lleva
el pastel de una mirada
para los nietos zalameros
ansiosos de golosinas.
Las caricias se enredan
entre sus manos,
y en los dedos de mazapán
se arrebata
el turrón de los besos.
La abuela sonríe
con sus noventa y muchos años
al hombre - que fue- de sus sueños.
y en la sonrisa guarda
sus noventa y muchas añoranzas;
sonríe como el silencio
de los juguetes rotos
y buscará en aquellas fotos
la mirada de los nietos,
y el calzón corto
y la faldita madrás
entre el blanco y negro
de su blusón novecentista
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Una delicia de poema dedicado a la abuela. Un gusto de lectura
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Muy agradecido
Saludos
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Un placer leerte Pepe
Maravilloso poema
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