El canto del Quetzal imperial rebota en latigazos de la garganta pétrea de la pirámide y la acústica de los cerros la repite con su lengua de piedra. En algarabía sobre los árboles de alrededor, el alma de los mayas llega en parvadas, puntuales a recibir la serpiente emplumada que baja de las escalinatas a traer la primavera.
Mientras cante el Quetzal, el cielo estará atento, orlado de nubes, inflado de lluvia y truenos, lleno de fertilidad y flores, fuerzas y vientos. Dispuesto a la entrega.
Si, para quienes no han ido a Chichén Itzá, hay un mágico eco que cuando te sitúas frente a la pirámide y aplaudes, la pirámide responde con un eco muy peculiar, dicen, parecido al canto del Quetzal.
«…cuando acabe la raíz del trece
Aháu katún … sucederá; que verá el Itza»
Un Pergamino de piedra escalpada en oro Maya para su relato JDuque, muy ilustrativo.
Muchas gracias por tu tip mi estimado @ludico1964 .
Voy a seguir enriqueciendo este relato. Esta cultura es muy rica en muchos aspectos y tiene un campo tremendo para el quehacer literario.
Un abrazo compañero!