Jugábamos a ser poetas
entre rosas lacadas
y piedras de whisky.
Los versos se derretian
cuando nuestras miradas se cruzaban,
cada sorbo nos acercaba
un poco más a la poesía.
Jugábamos a salir de laberintos
donde disfrutábamos perdiéndonos
y regresar a la cama
donde nos reíamos de los poetas.
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Me encantó!
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que lindas evocaciones la de tu poema
La bebida es lo que tiene, hace que al final el poeta se ría de sí mismo, una poesía elegante. Saludos.
Muchas gracias Tali. Saludos y un abrazo
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Un juego precioso. Saludos amiga
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